El concepto de conducción autónoma se refiere a los automóviles capaces de funcionar sin conductor. Eso puede sonar descabellado pero diferentes marcas trabajan de manera ardua, para lograr lo que parecía una mera ilusión hace décadas.

Esta tecnología dispone de seis niveles:

  • Nivel 0: Sin automatización en la conducción. El conductor realiza todos los movimientos.
  • Nivel 1: Asistencia en la conducción. El vehículo cuenta con algún sistema de ayuda a la conducción, para una experiencia al volante más cómoda.
  • Nivel 2: Automatización parcial. Es necesario el conductor, pero este no realizará tareas relacionadas al movimiento. Nivel que puedes encontrar en los concesionarios.
  • Nivel 3: Automatización condicionada. El conductor debe estar atento para intervenir en cualquier momento.
  • Nivel 4: Automatización elevada. No precisa intervención humana, el vehículo controla el tráfico y las condiciones del entorno
  • Nivel 5: Automatización completa. No existe la figura del conductor., Subes al coche, le indicas tu destino y este se pondrá en marcha.

El primer concepto real proviene de finales del siglo XV, y el responsable fue el genio Leonardo Da Vinci. El polímata florentino, un adelantado a su época, diseñó un carro autopropulsado, al que se le programaba un recorrido predeterminado. La semilla de esta tecnología.

Cuatro siglos más tarde, a inicios del siglo XIX, la llegada del ferrocarril supuso un siguiente paso. La máquina de vapor permitió este avance, y se podría catalogar al mencionado ferrocarril como semi autónomo, porque solo necesitaba de ser controlada su velocidad, porque las vías marcaban la dirección.

La invención del giroscopio, a cargo de León Foucault en 1852, permitió el cambio de dirección. Y fue Ludwing Obry quien aprovechó esa tecnología en un vehículo autopropulsado, a finales del mismo siglo.

El primer referente del campo fue Norman Bel Geddes, quien planteó carreteras con sistemas magnéticos, en la exposición Universal de Nueva York de 1939. Conducir hasta la autopista, y activar los sistemas automáticos hasta la salida escogida era la idea teórica en práctica.

Las bases de la conducción autónoma fueron establecidas por el ingeniero alemán Ernst Dickmanns, en 1987. Con un ordenador integrado y la visión, él logró que un Mercedes-Benz se desplace desde Múnich hasta Copenhague, de manera autónoma.

En la actualidad, la conducción autónoma es realizada en circuitos cerrados. El Toyota GR Supra logró hacer drifting -con obstáculos- de esa forma, siendo el primer vehículo en lograrlo. Un pase adelante logrado por el Toyota Research Institute.