El motor de un auto se calienta inevitablemente debido al calor producido por las combustiones y detonaciones. El sistema de refrigeración ayuda a extraer todo este calor gracias al aire, al radiador y al refrigerante.
Entonces, el líquido refrigerante es un lubricante que se encarga de absorber el exceso de calor en el motor con el fin de mantener su temperatura ideal, que ronda los 90°C. Para esto, el refrigerante tiene una serie de aditivos que se encargan de cumplir esta misión durante aproximadamente dos años o 40.000 km, momento en que se debe reemplazar.
El refrigerante se caracteriza por tener un color en particular (azul, verde o rojo), un factor que no influye en las propiedades ni el rendimiento. El color permite que podamos identificar el líquido en caso existiera alguna fuga, algo que no podríamos hacer si utilizáramos agua en vez de refrigerante. Si bien antiguamente todos los autos eran refrigerados por agua, la tecnología en los motores fue evolucionando al punto que necesitaba algo más que agua para poder disipar el calor de manera efectiva.
El agua tiene la capacidad de disipar el calor, pero utilizar este líquido en vez del refrigerante tiene varias limitaciones. La primera tiene que ver con el punto de ebullición, es decir, si el agua se evapora se convierte en vapor, cuya presión puede aumentar produciendo una estela de gas y, con ello, el desprendimiento de los metales. Por otro lado, si el clima es muy frío, el agua se congelará, lo cual también puede causar problemas.
Funciones del refrigerante
Prevención de la corrosión: Los componentes del sistema de refrigeración de un auto, como el radiador, la bomba de agua y las tuberías, están hechos de metal, lo que los hace susceptibles a la corrosión. El refrigerante contiene inhibidores de corrosión que protegen estos componentes y prolongan su vida útil.
Transferencia de calor: El refrigerante tiene la capacidad de absorber y disipar el calor mucho mejor que el agua sola. Esto se debe a sus propiedades químicas y a los aditivos que contiene. El agua puede absorber calor, pero el refrigerante lo hace de manera más eficiente, lo cual es crucial para mantener el motor a una temperatura constante y evitar el sobrecalentamiento.
Protección contra el congelamiento: El refrigerante tiene un punto de congelación mucho más bajo debido a los aditivos anticongelantes, lo que protege el motor en condiciones de frío extremo.